viernes, noviembre 14, 2008


Tiempos de cambio

Ha sido ésta una semana extraña para mí.
Como viene siendo habitual últimamente algunos de nuestros clientes siguen anunciando medidas para combatir la crisis. Algunos optan por reducir costes en aspectos poco estratégicos, y otros en aspectos no tan poco estratégicos. Algo así como una especie de aplazamiento. Algo que permita empatar la cuenta de resultados. Algo que impida medidas aún peores...En este pelotón de medidas encontramos la publicidad (comunicación en definitiva con el entorno), la formación, la selección, los gastos de Navidad (cenas, comidas, invitaciones, regalos, lotes, aguinaldos, etc.) y otras medidas ya más sensibles como suspender el pago de salarios variables ya comprometidos. Alguna ya ha anunciado congelación para el año que viene. Muchos piensan que es un mal menor: "mejor que me congelen el salario que me puedan despedir".
Otros están optando ya por reducir su plantilla. La palabra reducir es demasiado suave cuando se trata de personas a las que ahora mismo les puede costar bastante encontrar otro empleo en condiciones similares. Ya estamos en más de un 10% y subiendo... Aquí encontramos las medidas relacionadas con la suspensión de contratos de prácticas, el fin de contrato no renovado, los períodos de prueba "no superados" o el simple puro y duro despido, procedente o no.
En la misma semana alguna de las empresas más relevantes de nuestro entorno en cambio tiene estupendos planes para el año que viene y siguientes. Es cierto que la crisis (o mejor dicho, las crisis, la inmobiliaria y la financiera) va por sectores, que algunos están muy afectados, otros no tanto y otros son sufridores de los primeros. Y no es menos cierto que dentro de los mismos sectores podemos observar cómo hay empresas que se están viendo abocadas a la quiebra y en cambio otras están consiguiendo superar la crisis con crecimientos. Algo habrá en algunas organizaciones que les está permitiendo salir adelante con cierta holgura. Así que sólo eso ya les merece cierta atención.
Leo en un post de Crearmas (saludos Jorge, y gracias por tu blog) de Victor Küppers que expresa perfectamente algo en lo que uno viene pensando desde hace tiempo. Así que como él ya ha dado en el clavo, mejor que le leáis. En definitiva lo que nos viene a observar es una crisis de sentido común. No puedo estar más de acuerdo, es increíble seguir observando como hay empresas para las que el cliente es una molestia en su día a día, un estorbo. Esta misma semana he experimentado un caso surrealista, en un periódico local prefirieron no insertar un anuncio en las páginas de economía antes que "perder el tiempo" en dar de alta la empresa en su base de datos. Parece que aceptar clientes es algo que lleva demasiadas molestias.
En fin, anécdotas aparte considero que la motivación principal y más profunda está enraizada con nuestros comunes y deficientes estilos de liderazgo. Esta misma semana tan extraña se ha cerrado en mi entorno más cercano con una de esas historias para no dormir que sólo se comprenden cuando estás dentro de ella, cualquiera que lo vea desde fuera lo ve exagerado, fuera de lo aceptable. Una vez más hablamos de abuso de poder, de humillaciones ante compañeros, de vergüenza ajena, de un liderazgo muy mal entendido. Hablo de jefes (no directivos, ni siquiera responsables) en el peor sentido de la palabra, de auténticos caudillos de vocación. Es una historia que transcurre en una empresa ya mediana, grande no puedo llamarla, nunca lo será. Es una historia de caciques consentidos, de gentes sin alma ni razón. Durante mucho tiempo ha ido bien, la cosa funcionaba. Pero amigos, llegó la crisis y ahora ya no valen las lamentaciones. No hay equipo en el que confiar, sólo una colección de trabajadores a los que echar la culpa. Así que seguro dentro de un tiempo (antes que pronto) empezarán los movimientos, los grandes discursos. Seguro que dirán que para preservar al resto hay que prescindir de unos cuantos, que llegó la crisis, que el mercado ya no lo sostiene. Y en parte tendrán razón. Pero si después de toda esta crisis no hay autocrítica no habremos avanzado nada. Seguiremos premiando a los capataces y no hablando de las personas, de cómo ayudarlas a hacer mejor su trabajo, es bien sencillo. Insisto, leed el post de Küppers...
Andamos muy escasos de líderes, una palabra que a menudo se nos viene demasiado grande e incomprensible. Para aquellos que tengan duda sobre de qué va esto del liderazgo, ahí va una fórmula. Tomen papel y lapiz.
Pensad durante 5 minutos en un mal líder que hayáis conocido. Listad cinco comportamientos habituales en esa persona que consideréis condenables. NUNCA LOS HAGÁIS.
Pensad otros 5 minutos en un líder admirable, respetable que hayáis conocido. Listad cinco comportamientos habituales de esa persona que sean dignos de vuestro respeto. REPETIDLOS SIEMPRE QUE PODÁIS.

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