miércoles, octubre 06, 2010


El marketing telefónico y la madre que lo parió




Hay que dar un premio a los diseñadores de acciones de marketing telefónico. Bueno, perdón, por lo menos a alguno de ellos. 

Conversación real, el que recibe la llamada soy yo:
- ¿Sí?
- Buenas tardes, le llamo de Seguros Santa Lucía. ¿Podría decirme si tiene un seguro con nosotros?
- ¿Me llamas de Santa Lucía para preguntarme si tengo un seguro con vosotros? ¿algo incoherente,no?
- A nosotras nos dan un listado de teléfonos para llamar; es mi trabajo...

Y ésto no es un hecho aislado, todos recibimos llamadas telefónicas más o menos absurdas del tipo:
- Buenas, le llamo del operador de telefonía X; ¿conoce nuestra oferta en ADSL? 
- Claro, soy cliente vuestro

Eso por no hablar de las horas intempestivas que escogen para llamarte...la última a las diez y media de la noche. Premio.

Si Mehrabian pudiera echar los tantos por ciento de esa conversación os aseguro que la desgana y apatía que mostraba mi interlocutora pasaban muy por delante de la pregunta explícita de si tenía el seguro o no. Casi ya me daba pena el tono de resignación que en realidad me estaba diciendo (mi libre interpretación): "este trabajo es una porquería, ya lo sé, pero es el único que tengo".

Me da igual si quién llamaba era Seguros Santa Lucía o algún agente presuntamente espabilado con ganas de captar clientes a la brava. Todavía el otro día un "experto" en técnicas comerciales y de venta directa me decía que la crisis no existe, que sólo es cuestión de visitar más y listo. Ole.

He hablado ya de motivación en este blog pero es que más allá de teorías más o menos gruesas y de políticas de empresa en ese sentido acciones de este estilo lo liquidan todo.

¿Cómo va a estar motivada, ilusionada o simplemente con ganas de hacer más llamadas esa persona? ¿Para seguir preguntando estupideces? ¿Para seguir escuchando como tipos como yo acaban cerrando la conversación de una forma más o menos brusca? ¿Para seguir aguantando los improperios del otro lado?
Porque no quiero ni imaginarme el tanto por ciento de venta telefónica que obtienen, debe ser bajísimo. ¿Cuántos de los que reciben una llamada así acaban comprando? Ya entiendo que no represento a ningún colectivo; sin embargo a mi lo único que me causan es rechazo.

Le podemos dar mil vueltas al tema hasta retorcerlo, pero a veces basta con aplicar el sentido común a las cosas.