miércoles, septiembre 05, 2007


Valor añadido

En los últimos años hemos asistido a unas cifras macroeconómicas francamente positivas, fundamentadas en buena parte por el boom immobiliario. Sin embargo ese crecimiento por encima de los países de nuestro entorno no ha venido definido ni por una mejora de la productividad, ni por la innovación, ni por ninguna otra ventaja competitiva sostenible.
Todos tenemos un conocido, un cuñado, un amigo, que se "ha forrado" arreglando pisos destrozados, o simplemente revendiendo propiedades y además de una forma muy lucrativa. Desde luego no es este el concepto de valor añadido que enseñan en las escuelas de negocios...

Sin embargo algunas voces ya hace tiempo que nos advierten del riesgo de esta situación: las pequeñas economías ven como su capacidad de llegar a fin de mes cada vez es menor. Está clarísimo que si su capacidad de devolver la deuda llegara a colapsarse la crisis sería generalizada. También es verdad que hay más voces menos agoreras. Veremos.
De todas formas una vez más tenemos un ejemplo de crecimiento sin un fundamento sólido. Y esto también es aplicable a las empresas. ¿Cuántas veces se prefiere el corto plazo y cumplir con los presupuestos a un crecimiento sólido y coherente? Porque esa es otra, ¿qué ha sucedido en las empresas en los últimos años? Pues que, en general, han pasado por procesos expansivos y los resultados globales son positivos. Analizando el modelo general, vemos que los salarios de las cúpulas directivas se ha llegado a cuadruplicar en el mismo período en que los mandos intermedios y trabajadores de a pie han visto como sus salarios iban perdiendo competitividad año tras año.
El salario medio de los trabajadores actualmente está en 1.533€, lo mismo que en 1997, mientras que los salarios de los directivos multiplican esta cifra por un coeficiente entre 40 y 100. Además, se sigue primando la presencia física en el puesto de trabajo antes que la eficiencia o los resultados. Los españoles trabajan una media de 19 horas más que el resto de países de la UE. Otra cosa sería ver los ratios de eficiencia
Al no haber reinvertido los rendimientos en la mejora de los procesos, ni en la innovación de productos y servicios, si no principalmente en el lucro de directivos y accionistas lo que se ha conseguido es "tensar el músculo". Es decir, volcar en las capas más bajas el esfuerzo y sacrificio de jornadas maratonianas, salarios minúsculos por debajo de los 1.000 € y una altísima eventualidad.
En consecuencia, algo se está moviendo. Cada vez son más las personas que desean equilibrar su vida personal con la profesional. Ya no están dispuestos a aguantar según qué ni a quién. Ya no todo vale, se preguntan muchos, ¿para qué? ¿para esto? Recordemos que prácticamente uno de tres trabajadores sufre algún tipo de trastorno psíquico a consecuencia de situaciones hostiles en el trabajo...

Cada día estamos viendo cómo crece el descontento en las personas que forman las empresas con este modelo de crecimiento que se apoya en sus espaldas únicamente. Algo que por el momento todavía no parece crítico para nuestra economía pero que ahora ya es como la punta del iceberg. Hay un descontento general hacia el mundo del trabajo, si no se pone remedio cuando venga una crisis de verdad las empresas con poca capacidad de respuesta las van a pasar canutas.
Y con ellas sus empleados.