lunes, junio 16, 2008


Vacaciones




No hay como tomar perspectiva de las cosas para verlas con otro punto de vista.

Ésta última semana he podido tomar vacaciones y he estado en Marruecos. Bueno, de hecho, no sólo han sido sólo vacaciones. Desde la asociación de centros de formación (CAT Formació) hemos gestionado en los últimos meses un proyecto benéfico para llevar todo tipo de material educativo a una escuela de Amzrou, Marruecos. Podéis ver aquí el blog de este proyecto donde se explican las donaciones y material que hemos conseguido recopilar. Pero es cierto que eso sólo nos llevó un par de días y el resto fueron auténticas vacaciones. Pudimos visitar Ouarzazate, Zagora, el valle del Dra, e incluso Marrakech.


Realmente ha sido un viaje plagado de emociones; de sensaciones algunas nuevas, otras no tanto. Pero de todo lo vivido quisiera destacar algo que fue lo que más me llamó la atención: la capacidad de sorpresa, alegría y agradecimiento que todavía conservan los niños. Es cierto que nuestra idea (llevar material pedagógico a una escuela) es sólo un esfuerzo ínfimo comparado con lo que se necesita. Es cierto también que para nosotros es un esfuerzo digamos relativo. La relación de material que hemos conseguido llevar en esencia básicamente en ordenadores, impresoras, bolígrafos, libretas, etc. Y la mayoría de ello, donado por empresas locales que han tenido la bondad de participar.


Pero lo que aquí ni siquiera es noticia, allá ha sido todo un acontecimiento. Nuestro mejor salario ha sido la acogida de los niños, sus caras cada vez que veían una caja nueva, cada vez que una mochila se les entregaba. En particular, el proyecto se generó porque había un colectivo de 100 niños que no podía pagar los gastos de material escolar, lo cual ascendía a un euro...

Lo que hemos experimentado es directamente una demostración práctica de la pirámide de Maslow. Para ellos recibir un bolígrafo y una libreta (con logotipo incluido) todavía es motivo de alegría y agradecimiento. ¿Qué dirían algunos de nuestros hijos si les hacemos ir al cole con bolis de propaganda, camisetas sin marca y ordenadores sin windows?

No voy a hacer tampoco demagogia y a defender algo que no creo, pero no nos vendría mal una pequeña reflexión, tomar perspectiva y frenar la máquina unos minutos para darnos cuenta de cuántas cosas de nuestro día a día están totalmente asumidas y que perfectamente podríamos vivir sin ellas. Cuántas pequeñas cosas todavía deberían ser motivo de sorpresa y alegría en este contexto nuestro tan saturado de todo.

Y por otra parte, también viene bien darse cuenta de que incluso cuando poco se tiene también se puede vivir y disfrutar de la vida. En algunos casos incluso más que nosotros, esa generación que más tiene y que menos disfruta.