lunes, marzo 29, 2010


Nueva Teaming Community













Mi buen amigo Jil van Eyle ha dado una vuelta de rosca más al Teaming. Recientemente se ha hecho público un proyecto que Jil viene gestando desde hace meses. Se trata de la Teaming Community, una comunidad online para poner en contacto a todos los que de una forma u otra practicamos el Teaming en su organización, empresa, asociación, club, ong, peña o lo que sea que sirva para seguir haciendo microdonaciones.

El caso es que esta comunidad permite seguir haciendo networking entre los que lo practicamos. A pesar de que el funcionamiento del Teaming es extremadamente sencillo y está al alcance de cualquiera a través de esta red puedes resolver todo tipo de dudas. Allí te encontrarás con otras personas que ya lo están practicando y con las que puedes contactar para compartir cualquier inquietud que tengas, seguro que eres bien recibido.
Además podrás comprobar en primera persona como la aplicación del Teaming realmente tiene pocos límites. Lo más habitual, y ésa es la idea original, es que se aplique en el ámbito de las empresas y organizaciones donde como sabes se retiene un euro de la nómina para destinarlo a fines benéficos. ¿Cuáles? Pues los que decidan los donantes, o sea, entre todos.
Hay experiencias muy creativas donde han aplicado el Teaming en, por ejemplo, peñas deportivas, escuelas de baile, grupos de amigos, colegios o incluso tú solo. El caso es hacer Teaming. 
Si quieres estar al corriente de lo que se cuece en esta comunidad lo mejor es que te suscribas a su RSS y por supuesto te des de alta en la comunidad si practicas o quieres practicar el Teaming en el futuro.
Si hay algún despistado que todavía no sepa lo que es con detalle podéis encontrar más información en la página que Jil preparó en su día y que todavía sigue activa o ver la entrevista que os dejo más abajo. 

Simplemente recordar de nuevo que es un sistema de microdonaciones voluntarias y mensuales de 1 € a través de las cuales las personas que hacen la donación deciden a qué la dedican.
Simple y directo. Sin intermediarios.
Y tú; ¿porqué no haces Teaming?

domingo, marzo 21, 2010


El making off de "Carta abierta de un desempleado"


Reina por un día. Así me sentí yo el pasado jueves. 
Y es que mi "Carta abierta de un desempleado a entrevistadores" ha provocado un petardazo de visitas, el primero, a éste mi humilde blog.

En cuanto puse el enlace en twitter empezó a ser re-tuiteado a través de la red lo que provocó una importante llegada de visitantes comparado con las cifras habituales. Pero el boom se produjo cuando Yoriento (!gracias!) publicó una entrada en su blog donde mi Carta Abierta formaba parte. 
El caso es que un lector llamado Angelito Magno (!más gracias!) marcó entonces mi artículo en menéame y la lió parda. La notita en cuestión ya va por 730 meneos y 162 votos en Bitácoras.

Para que os hagáis una idea mi blog habitualmente tiene entre 350-450 visitas mensuales, 43 seguidores en google connect y servidor en twitter tenía alrededor de 190 followers. 
Pues bien, la susodicha carta se puso ella solita en 6.000 visitas, cifras que a alguno le dejará frío pero como véis para este blog son astronómicas. Ahora ando por 240 seguidores en twitter y 58 en Gconnect. Mis artículos-notas raramente son comentados, y cuando lo son como máximo aparecen uno o dos. Hasta ahora llevamos 57.
Hoy domingo ya ha pasado la resaca, pero como véis la semana ha sido movidita por aquí.

En fin, aparte del subidón de ego, que si sube más ya tengo que cambiar de talla de camisa, hay algo que me ha llamado la atención.
Mi reducido círculo de lectores y seguidores han tuiteado más que comentado lo que ha dejado el terreno de los comentarios abonado para aquellos que esta semana han pasado por aquí. De entrada me ha hecho tomar mayor consciencia de qué papel juega twitter exactamente en mi presencia digital como bloguero. Y además, que por favor no parezca un reproche, da la sensación que ahora se trata de visitas más superficiales; con menos tiempo para comentar ya que en realidad se está leyendo desde la óptica de un timeline frenético que no para.

En los comentarios ha habido de todo, los que simplemente me felicitaban por la nota, los que la criticaban negativamente, los que me corrigen la ortografía y los que, sin comprender que era pura ficción-denuncia, o bien animaban al candidato o bien ponían a parir a RRHH o bien se acordaban de la madre del protagonista (figuradamente, por suerte).
Reconozco públicamente que una de las cosas que más me ha sorprendido (porque nunca había pasado aquí) y desde luego molestado es que alguien se permita el lujo de faltarte y ni siquiera deje su identidad, que lo haga poniendo un pírrico Anónimo. Sin embargo, comprendo sin aceptarlo que eso no es más que mi falta de costumbre en estas lides y que en otras casas es algo demasiado habitual.

Alguno me ha preguntado cómo se me ocurrió hacer una Carta Abierta y de dónde viene la idea. Cualquiera que me conozca medianamente aunque sea de oídas sabe que me gano la vida con una empresa que, entre otras cosas, hace selección de personal. Así que como todos comprenderéis rápidamente, también hay autocrítica en la carta. Vaya por delante.

Algo que siempre me entristece es ver a los candidatos cuando llegan; nerviosos, pendientes de detalles nimios, estúpidos. Unos tan preocupados de todo, otros tan descuidados de lo más fundamental. La niña que salida de la facultad llega pisando fuerte con sus primeros tacones que no sabe llevar. El resabiado pagado de sí mismo que condescendiente contesta como el que le están arrancando una muela. Aquél que con una corbata barata sobre una camisa con el cuello raído admite que sus pretensiones económicas son simplemente volver a tener ingresos. El tatuado y perforado que no quiere admitir que para ciertos empleos eso simplemente no está permitido. 

Pero todos están allí por un motivo, conseguir el empleo. Y después de muchas idas y venidas hay que comunicarles (a menudo por teléfono) que no son la persona seleccionada. Y ese momento me sigue pareciendo horroroso. No me gusta cuando la persona que llama lo hace con prisa, como un estorbo.
Y demasiado a menudo pienso cómo me sentiría yo mismo al otro lado del teléfono, sin haber comprendido absolutamente nada de tanta pregunta y tanta prueba. Hastiado de no ser escogido una vez más, dudando de si los consejos seguidos eran los adecuados o no. Y comprendo que a los candidatos algunas cuestiones les pueden parecer absurdas y aunque tengan algún sentido, los modos en cómo se les plantean y la nula explicación que a veces reciben hacen que todo pierda el crédito que debería tener.

Esa es una parte. La otra es culpa de Alejandro Sanz. No me va su obra en general, aunque admito que algunas canciones sí. No es una disculpa, pero si me van a etiquetar por algo que no sea por esto.
Se trata de "A la primera persona", cuando canta aquello de :

"Y a la primera persona que me lleve a la verdad
pienso entregarle mi tiempo, no quiero esperar más,
yo no te entiendo cuando me hablas ¡qué mala suerte!
y tú dices que la vida tiene cosas así de fuertes.

Yo te puedo contar cómo es una llama por dentro,
yo puedo decirte cuánto es que pesa su fuego,
y es que amar en soledad es como un pozo sin fondo
donde no existe ni Dios, donde no existen verdades.

Es todo tan relativo, como que estamos aquí,
no sabemos, pero, amor, dame sangre pa' vivir,
al menos tú lo sabías, al menos no te decía
que las cosas no eran como parecían."

Pues eso, muchas, muchísimas gracias a todos los que habéis pasado por aquí (aunque no volváis nunca más). Y muchas gracias también a los que habéis votado, meneado, tuiteado, mencionado, refrito o lo que sea que hayáis hecho con ella. Gracias a todos y hasta pronto.


miércoles, marzo 17, 2010


Carta abierta de un desempleado a los entrevistadores

























Estimados Señores,

Me he decidido a escribirles esta carta debido a mi creciente desánimo sobre mis posibilidades de superar un proceso de selección.
Nunca se me ha dado bien venderme en las entrevistas ni soy una persona extrovertida a la que le guste hablar de sí mismo. Sin embargo de lo que sí estoy seguro es de que soy un buen profesional. Pero es que en los últimos meses las cosas se han puesto muy difíciles.

Yo busco una empresa en la que poder trabajar de lo que yo sé, de contable. Cuando acabé los estudios entré a trabajar en la mayor empresa de mi ciudad, una pequeña ciudad del interior con un más pequeño polígono industrial. Se trataba de una empresa que fabricaba piezas para coches, así que estoy muy capacitado en todo lo que se refiere a control de costes y análisis de rentabilidad. Nunca tuve necesidad de cambiar de ciudad o de puesto, jamás nadie pensó que podrían cerrar un año antes. De hecho entré a trabajar allí porque mi padre era el Jefe de Taller y pudo arreglarlo hablando con el Director de la Planta. Al ser su hijo no tuve demasiados problemas para entrar allí y luego todo fue rodado.

Ha sido ahora cuándo he tenido que preparar mi curriculum. En el Servicio de Empleo me ayudó un orientador el cuál de hecho era funcionario desde muy joven y no había buscado un empleo en su vida. Aún así me proporcionó mucha información sobre dónde buscar el empleo y cómo afrontar un proceso. Él ya me expuso las dificultades a las que me enfrentaba y me puso en aviso de cómo estaba el mercado laboral. Pero se quedó corto.
Además me aconsejó un curso de Finanzas para no financieros que al final no resultó lo que yo esperaba. Mis compañeros de curso no tenían conocimientos básicos sobre contabilidad y eso hizo que muchas de las sesiones fuesen realmente repetitivas para mí.

Tengo 48 años y llevo ya más de uno en el paro. Me cuesta conseguir entrevistas, entiendo que la edad es un inconveniente, pero les aseguro que yo estoy dispuesto a trabajar como el que más. Ni mis conocimientos son obsoletos ni mis prácticas anticuadas. No comprendo como mi experiencia no es un valor seguro para muchas empresas; conozco mi trabajo en profundidad, algo que cuesta muchos años de dedicación. Y ahora me siento robado, dejado de lado por todos.

No entiendo muchas de las preguntas que ustedes hacen en las entrevistas. En la última la entrevistadora, que tendría por lo menos 20 años menos que yo, dedicó más tiempo a preguntarme por mis aficiones y gustos que por mis conocimientos de contabilidad. De hecho ella no conocía con profundidad las tareas que yo domino ni mucho menos las herramientas informáticas que utilizo con regularidad. Así que , ¿cómo iba a saber valorarme en justa medida?

Me cuesta comprender algunas de las pruebas que me hacen pasar. Recuerdo especialmente una en la que junto a otros candidatos teníamos que ir listando palabras que empezasen por P. ¿Con qué finalidad? Lo desconozco. En otra prueba había que emparejar fichas de dominó según una serie a completar.
Pero en ningún caso nadie me hizo cuadrar un balance, realizar un mínimo análisis de rentabilidad o ni siquiera poner a prueba mi habilidad con la informática.

Otras de las preguntas más hipócritas a las que he tenido que responder es que porqué me había presentado al proceso, o qué es lo que yo esperaba de la empresa, o si me había informado antes sobre ellos. Pero, ¿qué más dará? ¿De verdad eso es determinante? 
En el último proceso justo antes de acabar el entrevistador me pidió que le diera una razón por la que debía contratarme a mí y no a ningún otro candidato. ¡Pero si no les conozco!, ¿cómo voy a compararme? ¿Qué quiere que le diga? ¿Que le mienta? ¿Es eso? ¿Se trata de decir las palabras clave, justo esas que están deseando escuchar?


Un entrevistador que tendría la edad de mi hermano pequeño estuvo preguntándome sobre mi grado de implicación y compromiso en las empresas en las que había estado trabajando. Me pidió saber si me había informado de su empresa con antelación, si conocía los productos que fabricaban, si sabía en definitiva cuáles eran sus valores.


Miren, señores. Yo sólo quiero un empleo. Uno en el que volver a sentirme digno, uno que me permita levantarme todas las mañanas con nueva ilusión. Una empresa que me quiera por lo que contribuyo, que me respete y cuente conmigo. 


Así que por favor, hagan bien su trabajo que yo haré el mío.