lunes, agosto 24, 2009


No tengo estrés post-vacacional, ¿soy raro?

Hoy es mi primer día después de unas vacaciones de quince días y me siento bien.

Ayer, domingo, en otro tiempo hubiera experimentado una tristeza interior y una depresión notable de las del tipo qué pinto yo aquí, qué pereza da todo y una conclusión más o menos del estil de no hay más remedio, esto es lo que hay, lo que sé hacer y por lo que me pagan.

Mal. Peor que mal, fatal.

Desde hace unos años esto no pasa más. Mi vuelta de los descansos es más plácida, mi vida en general es más fluida, ni anhelo tanto descansar ni asqueo tanto volver. Por supuesto que me encanta tomarme mis ratos libres, recuperar a la pareja, la familia y los amigos y dedicarles más tiempo de lo que habitualmente puedo. Pero es indudable que algo ha cambiado. Y es que desde hace un tiempo uno trabaja para uno mismo y eso es el mejor paso que he dado en mi vida profesional hasta ahora.

Antes de que alguno decida irse inmediatamente de la nota avanzar que esto no es una apología del emprendedor ni tan sólo del autónomo. Es una reflexión muy personal sobre cómo una reorientación total en mi vida profesional me ha mejorado la calidad de vida espectacularmente, la forma en como me siento todos los días y la satisfacción que tengo cuando apago la luz y cuando la vuelvo a encender.

En mi caso me vi empujado por las circunstancias a cambiar; no fue planificado. La empresa para la que trabajaba dejó de contar conmigo en sus planes después de once años. Así que después de unos meses en los que me costó reubicarme finalmente opté definitivamente por mi propia empresa (a medias con mi mujer) y con ello por mi propio proyecto personal y profesional.

¿En qué consistió? En que un buen día te quitan el guión del rol que interpretas y te dan un paquete de hojas en blanco para que escribas ahí lo que te dé la gana. Así que sí o sí te ves obligado a escribir, tachar y volver a escribir. Y es lo más apasionante que he podido hacer a lo largo de estos años.

Entiendo perfectamente que esto no es una fórmula, ni un consejo, ni una recomendación, ni uno lo pretende. De la misma forma que a mi no me valdrían según qué consejos de orientación profesional, no es éste el tema. El núcleo de lo que pretendo transmitir es que vale la pena tomarse la molestia de analizar la situación en la que te encuentras y si es necesario conviene reinventarse de nuevo y tomar las riendas de esto que llamamos la vida profesional. En mi caso me di cuenta que el rol que estaba desempeñando era producto de las decisiones de otros. Decisiones que yo había aceptado de buen grado, dicho sea de paso para no hacer un retrato ilusorio.

Ahora mismo hay demasiadas personas que se ven obligadas a buscar de nuevo un empleo dado que han perdido el suyo. Muchos se pueden ver "obligados" a coger lo que puedan por pura premura económica, no lo discuto. Pero ya que estamos recomendaría a cualquiera que se tome un tiempo para reflexionar cómo han ido las cosas hasta ahora y cómo se ve dentro de un tiempo si sigue por este mismo camino. Y si lo que imaginas no te gusta, ¿porqué no imaginar de nuevo?

Ah, y por supuesto aquí nadie regala nada. No basta con imaginar, luego hay que hacer y mucho. Casi nada es fácil ni sencillo ni exento de complejidad. Pero decidme, ¿hay algo más apasionante que el misterio de vivir?

Para los inquietos con ganas de seguir rebuscando por ahí recomiendo brevemente unas páginas que invitan a reflexionar y donde encontrarés también sabios consejos:

El blog de Recursos Humanos
Senior Manager
Yoriento
Transiciones laborales
Zen Habits

Feliz vuelta al currele...