miércoles, abril 18, 2007


Crecer en tu puesto

Hace ya algún tiempo un directivo de la empresa en la que yo trabajaba me dio un consejo. Yo acababa de hacerme cargo de un equipo de personas para las que hasta ese momento no era más que un compañero. Para mi él siempre había sido un espejo donde mirarme ya que sus equipos conseguían realizar los proyectos a tiempo, dentro de coste y con alto nivel de calidad. Habían sido capaces de asumir todos los crecimientos de la empresa (20% continuado durante más de 10 años...) sin disparar los recursos destinados.

El caso es que esta persona me dijo: "a tu equipo debes tratarlo con mimo. Se trata de que les escuches, les ayudes a desarrollarse y les dejes muy claro adonde van ellos y el proyecto. Y verás como crecen como flores". Es algo que en aquel momento me sorprendió enormemente pero que con el tiempo me ha ido haciendo reflexionar.

Existe toda una clase directiva que es la antítesis de lo aquí descrito. Me refiero a las direcciones autoritarias, autocráticas o incluso dictatoriales sin más. Pueden estar envueltas de mayor o menor agresividad o incluso de violencia verbal. ¿Habéis conocido algún caso así? Se trata de individuos no aptos para el liderazgo en los tiempos que corren. ¿Hasta cuando les valdrá este modelo? Pues hasta que el mercado les ponga en su sitio. Estos directivos suelen "tener muy claro" qué es lo que necesita el cliente y creen que ellos son los únicos que lo comprenden. Aún suponiendo que esto fuera totalmente cierto, quizá podrían hacer algo por transmitir sus pensamientos, estrategias y políticas al resto de empleados. Tal vez esto ayudaría a alinear todos los esfuerzos en la dirección adecuada.

Estos individuos no comprenden que las personas tienen todas un potencial en su interior. Y que este potencial se desarrolla en mayor o menor medida según cómo se conduzca. ¿Son estas empresas innovadoras? ¿Prestan atención a la creatividad de sus plantillas? Pues seguramente la respuesta a ambas preguntas sea negativa, ¿verdad? Si los empleados no saben hacia dónde va la organización, si no se sienten parte de la idea, del proyecto, ¿cómo van a contribuir? ¿se sentirán partícipes? Seguro que no. En todo caso se quedarán al margen casi como espectadores e irán desarrollando sus tareas con mayor o menor eficiencia. Pero de ahí a una organización eficaz va un mundo
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